Empujar la acción climática con el ejemplo

Empujar la acción climática con el ejemplo

05:17 08 diciembre in Noticias
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Por Pablo Badenier, Ministro del Medio Ambiente de Chile.

Publicado en La Tercera

Chile no puede quedar al margen del esfuerzo global. Se ha decidido empujar la acción climática y establecer compromisos vinculantes pese a que emite un 0,26% del total de emisiones mundiales. 

LA CUMBRE del Clima en París es quizás la mayor confluencia mundial de las últimas décadas por un objetivo común. Allí, junto al aeropuerto de Le Bourget, se reunieron más de 150 jefes de Estado y Gobierno bajo una sola premisa: es urgente frenar las emisiones de carbono para limitar el calentamiento promedio del planeta en no más de 2°C.

El cambio climático está en marcha   -2015 batirá récords históricos de temperatura- y es un hecho incuestionable asumido por líderes políticos, religiosos y económicos del mundo. Es hoy el principal problema ambiental del planeta y una alerta para la humanidad, al punto que el Papa no dudó en afirmar que “el mundo está al borde del suicidio”.

Un aumento mayor de temperatura por la inacción podría derivar en catástrofes por eventos climáticos extremos, sequías y aumento del nivel del mar, por citar algunos. Afectará principalmente a los más vulnerables, que viven en zonas costeras y rurales y dependen de los recursos naturales para subsistir.

Por eso es también un problema ético y social. Según el Banco Mundial, 100 millones de personas podrían caer en la pobreza de ahora al 2030 si no se toman medidas, principalmente por efectos en la agricultura. Y el Acnur estima que al 2050 habrá 250 millones de refugiados climáticos en el mundo. Más gente será desplazada por fenómenos climáticos extremos que por la guerra, con la consecuente inestabilidad de los países.

¿Puede Chile mantenerse al margen de este esfuerzo global? Ciertamente no. Al contrario, nuestro país ha decidido empujar a la acción climática y el establecimiento de compromisos de mitigación vinculantes de parte de los países, principalmente los grandes emisores, pese a que emite un 0,26% del total global de Gases de Efecto Invernadero. Empujar esa acción requiere de hacerlo con el ejemplo.

La contribución presentada por Chile, de reducir en 30% el crecimiento de sus emisiones por unidad de PIB al 2030, es una propuesta seria y fundamentada. Pretendemos alcanzarla con diversas políticas públicas, entre ellas la Agenda de Energía 2050 y un Plan de Acción Nacional para Cambio Climático. Con financiamiento internacional, esa meta podría llegar incluso hasta un 45%.

No sólo proponemos mitigación. También recuperar suelos, manejo sustentable de bosques y reforestación -principalmente nativa-, y planes sectoriales de adaptación al cambio climático. Esto último es vital. Chile es altamente vulnerable a los efectos del calentamiento global, lo que haga (o no) el mundo en este sentido nos afectará, y por eso ha tenido una postura decidida en implementar mecanismos de reducción de emisiones.

Ese liderazgo quedó de manifiesto en la COP 21, donde junto a jefes de Estado de países como Francia, Alemania, China, Canadá y México, la Presidenta Bachelet planteó la necesidad de fijar un precio al carbono como un paso fundamental para reducir emisiones, pero principalmente para la transición hacia una economía verde y un futuro sostenible.

La invitación a Chile a este grupo no es casual. Obedece a la decisión del gobierno de la Presidenta de fijar en la reforma tributaria un precio a las emisiones de carbono a través de un inédito impuesto verde, que grava en US$ 5 la tonelada de CO2 emitida por grandes fuentes térmicas.

Hay conciencia de que avanzar hacia modos de producción y consumo sostenibles es la única forma de evitar el desastre. Hacerlo empujará además la innovación, tecnologías y empleos verdes para un desarrollo bajo en carbono. Y es, también, una ventaja económica. Ya en 2006 el Informe Stern advirtió que se requería invertir el 1% del PIB mundial para mitigar el impacto del cambio climático, y que no hacerlo expondría al mundo a una recesión que alcanzaría el 20% del PIB global. Lo barato, finalmente, puede salir demasiado caro.

Admin Ailac

fanny.ramirez@ailac.org
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