La frecuencia y la intensidad de las tormentas, los huracanes, las sequías y las inundaciones se incrementan en el planeta.
Los altos niveles de exposición y de vulnerabilidades irresueltas solo incrementan riesgos a mayores riesgos con el nefasto resultado de sufrir mayores pérdidas humanas y económicas producto del cambio climático y los desastres. Son las comunidades y los ecosistemas, los medios de vida, el sector privado, y los países los que sobrellevan el peso de estas pérdidas.
La adaptación al cambio climático y la gestión del riesgo de desastres debe ser parte integral en los modelos de desarrollo, así como en la planificación del uso de la tierra, en los planes de crecimiento económico, en la planificación agrícola y de la infraestructura.